Casi sin darte cuenta.
Casi sin darte cuenta ha sucedido. El peor día de tu vida, en el que creíste morir cuando unas palabras dichas sin tacto alguno te hicieron como cuchillas en las entrañas, forma un poco más parte del pasado. Esos recuerdos que vienen como granadas inesperadas de esos momentos que jamás volveréis a vivir juntos y todo lo que hacíais juntos que sabes que jamás volverás a hacer porque te recuerdan demasiado a él. Ese dolor de un herida abierta, que sangra a raudales, y que solo puedes taponar con apósitos que enseguida se empapan y hacen que la sangre brote de nuevo a mares junto con tus lagrimas, que descansan hasta evaporarse en tu almohada, de noche, mientras das vueltas en la cama sin poder dormir. Ese dolor que no te deja comer y hace que pierdas peso de una forma alarmante. Todo esto pasará sin darte cuenta. Un día te despertarás con ganas de hacer algo nuevo y no con un vacío desolador en tu pecho. Ese día te darás cuenta de que la herida está en carne viva todavía pero ya n