A ti.
A ti, que todavía no me conoces, o sí y todavía no lo sabemos. A ti que entrarás en mi vida para quedarte, espero. A ti, que si te dejo entrar en ella será porque eres especial. A ti, te digo: Ve despacio. No me avasalles, sé cuidadoso porque me han hecho daño y el corazón recuerda lo malo aunque esté bien. Te digo también que tengas paciencia, porque para protegerme a veces puedo ser un poco borde. A ti te digo, sin conocerte aún o sin reconocerte todavía, que si quieres quedarte, me des margen de maniobra porque podría decirse que soy como un gorrión herido aprendiendo a volar de nuevo. Despacio, por favor… O ve deprisa si quieres, pero no me culpes si me agobias y huyo. Te pido que si te quedas no me hagas daño. No me hieras. Sé prudente con tus palabras y con tus acciones. Si me llegas a querer y me lo dices, sé consecuente y no inventes. No juegues conmigo. ¿De qué te serviría? No me quieras a medias, quiéreme entera. Por ti, por mí, por nosotros. No sé cóm