No soy la misma de siempre.
A quienes digan que he cambiado que no soy la de siempre, por supuesto que lo soy, pero ahora no me callo lo que pienso, se diferenciar entre ¨te quiero¨ y ¨te quiero para una rato¨ y ya no me escondo las alas para volar, se cuando quieren hacerte daño y no, no soy sobrehumana pero tengo más heridas que años por desgracia. No me muerdo ya las uñas si algo me da rabia, posiblemente te muerda el corazón con cualquier verdad porque duele más y así me eches de menos más tarde. He aprendido a levantarme si me caigo, si me raspo las rodillas o el alma y a pegar patadas a las piedras que me impiden seguir caminando hacia donde quiero ir. He aprendido que si duele no siempre sangra, pero al fin y al cabo los latidos y el luto de normal van por dentro. Que los kilómetros no son sinónimos de distancia cuando te dejas el corazón en cada metro y que hay personas que te erizan la piel sin tocarte. He aprendido a desconfiar en unas pupilas que te miran de frente y a confiar en una cabeza cabizbaja