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Huellas grabadas.

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Tengo huellas grabadas en el alma de personas que han pasado por ella y que ya no siguen, y no por decisión propia. A veces, la vida te rompe y te deja huecos que nadie podrá volver a ocupar. Tendrán que cubrirse, pero no encajan a la perfección porque ese lugar tenía nombre y apellidos y nunca podrá ser sustituido.  Me despedí o quizá no llegué a hacerlo del todo, lo que si sé es que por mucho tiempo que pase hay cosas que no se olvidan, aunque eso no quiere decir que no aprendas a vivir con ellas. A vivir con ausencias, recuerdos y la esencia de alguien que ya no sigue, pero que nunca dejará de brillar. Eterna cómo ese momento en el que nos quedaremos a vivir. Libre como el pájaro que vuela sin dirección y viaja a través del cielo hacia donde le da la gana. Mágica como la lluvia de estrellas, como el eclipse que te fascina tanto que te atrapa, cómo el primer llanto de un recién nacino, como la vida misma. Ella era vida y ahora la vida la echa de menos, porque un día, sin quererlo, se

Juntos sumamos más que dos.

  El pasado siempre fue una buena excusa para estar triste, siempre metiendo el dedo en la herida para no dejar cicatrizar, Hasta que me di cuenta de lo bonita que puede ser una cicatriz si dejas de tocarla. Una cicatriz siempre es una victoria, una etapa más que ha quedado en el pasado, y no hay que intentar borrarlas, hay que aprender a quererlas. Y de repente un día aparece alguien que en lugar de intentar curar esas heridas, se enamora de ellas, y es entonces cuando sabes que, tal vez, tu próxima cicatriz tendrá su nombre, pero valdrá la pena. Tal vez eso me pasó contigo, venía de perder tantas veces que ya había olvidado que para ganar hay que quererlo. No basta con decir no soy feliz, hay que querer dejar de estar triste. Porque lo peor que nos puede pasar es acostumbrarnos a la tristeza. Me enseñaste que si luchas puedes perder, sino luchas estás perdido. Y no se cómo lo hiciste, pero me diste fuerzas para salir de aquello que yo ya veía normal. Y no, no era normal aquello de fi

Lucha por mí.

Puede que sea lo más egoísta que te he pedido nunca, pero te pido que luches por mi. Y hazlo por ti. No vengo con instrucciones y soy más complicada de lo que te gustaría. De lo que me gustaría. Un laberinto sin salida y un puzzle sin todas las piezas. Que hay días que quiero comerme el mundo y otros que sólo tu media sonrisa media mi mala leche. Que siempre he tenido mi carácter, ese que te vuelve loco y piensas que estoy majara. Y qué razón tienes. Que hay momentos en los que estaría mejor con la boca cerrada. Cállame, cállame con un beso siempre que quieras. Pero no a gritos si no es para recordarme lo mucho que te importo. Y sé que hay otros momentos en los que sólo una palabra hubiera bastado para solucionarlo todo. Pero ya me conoces, sabes que muchas veces, un abrazo basta para pedirme disculpas. Y yo soy más de abrazos que de palabras, porque se me atragantan, me tiemblan los labios y no saben a cómo las pienso. Por eso soy más de abrazos, quédate con todos y cada uno de ellos,