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Mostrando entradas de marzo, 2018

Tú contra el mundo.

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Llegas a un punto en que sientes que todo te puede y tú no puedes con nada. La gente cada vez se aleja más de ti, los que un día se llamaron amigos ya ni siquiera te saludan. Tu móvil cada vez recibe menos mensajes y los que un día te llamaron ya ni siquiera te escriben y cuando lo hacen es para pedirte algo. Te encierras en tu cuarto, tu guarida, ya casi no conoces calle. Te has vuelto una persona invisible a los ojos de la gente, y es inevitable no sentirse ese cero a la izquierda que ni suma ni resta. Te tumbas en la cama y tan solo piensas, y cuánto más dejas que la mente hable, peor te sientes. Te sientes mal, sola, incomprendida e inútil al ver que todos tienen a alguien y tú tienes que conformarte con el abrazo de un peluche. Y joder no es justo, después de todo lo que das por los demás siempre eres tú la que acabas así, por los suelos junto con tu autoestima, la cual se pregunta si algún día podrá levantarse. Y así pasas los días, haciendo lo imposible porque todo mejore, luch

Nadie muere en la memoria.

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Sigues sin volver, mientras yo, tan ilusa como siempre mantengo la esperanza de que con el tiempo te des cuenta de qué cometiste un error, y vuelvas. Me ahorraré los "te lo dije" y tú puedes ahorrarte ese "perdón", ya no me importan las palabras, cuento con los hechos, como el tuyo de irte, que aún puedes arreglar con un regreso inesperado, un "me quedo" dicho por el tiempo, un "puedes contar conmigo" dicho por una infinidad de consejos y un "no estás sola" que dicen esos silencios de los que nos protegemos entre abrazos.  Sigues sin volver y aunque dije lo contrario sigo creyendo en las ¨amistades¨ que rompen,  que te dejan hecha mierda, que te hacen llorar hasta quedarte sin aliento y todas esas que se quedan por el camino porque una de las dos personas que la sostenían decidió cortar esa línea. Sigo creyendo en las ¨amistades¨ porque de la misma forma en que hay personas que al soltarte hacen que te pierdas, siempre habrá algui

Tan valiente y tan sola.

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No sabe dónde tiene la cabeza ahora mismo, todo la vueltas, la mente no hace más que gritarla y todas esas ideas que antes tenía claras, se han disparado.  ¿Está retrocediendo o es normal sentir que no tienes nada bajo control? No es capaz de pensar algo en concreto, todo es un bombardeo constante de recuerdos, momentos, pensamientos y como no, sentimientos. Ella, que empieza a levantar cabeza, a disfrutar de las vistas, está situada al borde y joder, no quiere volver a caer. No es persona, solo un cúmulo de inseguridades que no dejan cerrarle la puerta a lo que anteriormente, le hizo daño. Lo intenta, lo ha intentado y seguirá intentándolo. Quiere valorarse, ver que vale tanto como muchos otros le dicen. Sentir que encaja en vez de que sobra en todas partes, sentirse parte de algo. Y para ello, a veces tienes que lanzarte al vacío y confiar.

Querer(nos).

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Te quería, ella te quería como nunca antes había querido a nadie, tanto que llegó a asustarse al ver que ese sentimiento que no hacía más que crecer. Te quería incluso más de lo que pudo llegar a quererse a sí misma, y quizá ese fue su gran error, querer(te) en lugar de querer(se). Te fuiste de la misma forma en que llegaste, sin avisar, solo que tu llegada iluminó sus días de la misma manera en que la luna da luz a las noches, y al irte no solo la apagaste, sino que la rompiste.

Ella es un desastre.

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Ella es un desastre, es una tormenta, es viento que sopla y que arrasa un corazón inocente. Es caos, es complicada, es locura e impredecible pero... Cuánta perfección lleva en su mirada. Ella es lo contrario de lo que fue hace un tiempo; ella fue dulzura, paz, ella fue brisa y sol de primavera. Pero mírala a los ojos... verás escrito un nombre, ella lo lleva guardado, porque fue aquel que causo todo lo que es ella hoy. Fue quien congeló aquel corazón tierno. Fue quien endureció el alma de ella. Y por eso ahora ella llora, grita, se aleja. Y no quiere. Porque la gente pasa por su vida, pero ella no le pide a nadie que se quede. Ella te abrirá la puerta para que te vayas cuando tú quieras. Pero cuando hayas caminado treinta pasos lejos de la puerta... Ella se derrumbará y se derramará en millones de lágrimas. Porque por dentro sigue siendo aquella niña buena que adoraba a cada persona que dejaba un recuerdo en su memoria.