Mi serendipia.
Siempre he pensado que las casualidades son coincidencias que no existían para muchas personas, que eran muy pocas las personas afortunadas por encontrarlas, por vivir su serendipia. He pensado durante largo tiempo que las casualidades se construyen, que están llenas de causalidad, de intención y de mucha estrategia detrás. Que si te pones a pensar, dos más dos son cuatro, y hay demasiada coincidencia para ser casualidad. Que si me pasaban a mí, me daban mala espina y si les pasaba a los demás me parecía sumamente bonito y romántico. Hasta que te conocí. Cuando no pretendía ser receptiva, cuando evitaba al sexo opuesto con toda mi alma, cuando era una borde para evitar que la amabilidad se confundiera, cuando las experiencias que parecían ser no fueron, cuando los que creía príncipes resultaron ranas, cuando me mojaba con la lluvia y no me secaba, cuando decidí que sólo estaba yo… apareciste tú. Y de casualidad. De casualidad, de sorpresa, sin darme cuenta, y mi sorpresa al darme cuent