Te diré para qué te quiero.

Te quiero para que después de ese día llegues a casa y tu camiseta tenga mi olor. Para que esos miedos y esas dudas no existan cuando mi mano roce tu piel. Y que esa sonrisa tan tuya nunca desaparezca cuando escuche mi nombre. Para ver tu cara de sorpresa cuando te digo que falta más de una semana para vernos, pero me espero en la puerta de tu casa y te veo reaccionar cuando me miras. 
No quiero prometerte ni la luna ni el mundo, ni nada que no pueda conseguir. Quiero prometerte que estaré ahí cuando todo se tambalee y no sepas ni a quien acudir. Quiero prometerte que de amor no se muere nadie pero sé cuanto puede llegar a herir y que seré ese pequeño salvavidas que no dejará que te ahogues, por muchos naufragios que hayas pasado y no confíes en que puede volverte a unir.
Te diré para que te quiero como si te contase porque es necesario respirar.
Que si existiera un radar de corazones posiblemente siempre me multarían por sobrepasar con creces el limite de velocidad establecida, en latidos, al menos cuando te veo.
Que lo bonito de arriesgar fue haberte ganado, haber confiado en unos brazos que no me dejan caer, haber encontrado a alguien que salta sin paracaídas y cogido de tu mano.
Dime que vamos a hacer de nuestras bocas un país, que me sacaras a bailar mi canción favorita, aunque estemos tumbados en el sofá, que buscaras todas las cosquillas que tengo guardadas y que me harás reír como si el mundo fuera a acabarse después.
Dime para qué me quieres y que no vas a doler.




Comentarios

Entradas populares de este blog

Perdóname por escribir esto.

¿Qué pasó la última vez que nos vimos?