Me voy.

Me voy. Lo dejo todo. Me voy. Rompo con todo. Rozo con cualquier coraza y exploto todo lo que toco. Me voy. Sé que queda poco. Sé que si no es ahora será pronto. Y que hay demasiada pólvora en mi pecho que en breves va a estallar. Me voy porque si me quedo nada será igual, porque hay veces que es mejor soltar la cuerda que darle el placer a otro de que te la pueda atar. Me voy porque quiero volar. Tanto tiempo entre rejas me ha hecho olvidar la libertad. Me voy porque he aprendido a no tener rencor, a olvidar a quien ardía por dentro y escribir mucho mejor. A soltar entre líneas todo mi dolor y a no ponerme barreras que me frenen el temor. Me voy sin miedos y sin nada más. Me voy por la puerta grande porque en su momento me toco entrar por detrás. Me voy porque quiero. Porque esto me supera. Me voy porque volveré con ganas y con una sonrisa que no quepa por la puerta. Me voy porque tengo que coger carrerilla para todo lo que venga.
Esto no es un adiós, es un quédate y siéntate a verme.


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