Tú contra el mundo.

Llegas a un punto en que sientes que todo te puede y tú no puedes con nada. La gente cada vez se aleja más de ti, los que un día se llamaron amigos ya ni siquiera te saludan. Tu móvil cada vez recibe menos mensajes y los que un día te llamaron ya ni siquiera te escriben y cuando lo hacen es para pedirte algo. Te encierras en tu cuarto, tu guarida, ya casi no conoces calle. Te has vuelto una persona invisible a los ojos de la gente, y es inevitable no sentirse ese cero a la izquierda que ni suma ni resta. Te tumbas en la cama y tan solo piensas, y cuánto más dejas que la mente hable, peor te sientes. Te sientes mal, sola, incomprendida e inútil al ver que todos tienen a alguien y tú tienes que conformarte con el abrazo de un peluche. Y joder no es justo, después de todo lo que das por los demás siempre eres tú la que acabas así, por los suelos junto con tu autoestima, la cual se pregunta si algún día podrá levantarse. Y así pasas los días, haciendo lo imposible porque todo mejore, luchando por salir de un laberinto en el que te perdiste hace tiempo y del que si sales, será por tu propio pie. Porque aquí nadie te va a ayudar, estás sola, tú contra el mundo, ese lugar en el que por más que lo intentes no consigues encajar.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Te diré para qué te quiero.

Perdóname por escribir esto.

¿Qué pasó la última vez que nos vimos?