Juntos sumamos más que dos.

 

El pasado siempre fue una buena excusa para estar triste, siempre metiendo el dedo en la herida para no dejar cicatrizar, Hasta que me di cuenta de lo bonita que puede ser una cicatriz si dejas de tocarla. Una cicatriz siempre es una victoria, una etapa más que ha quedado en el pasado, y no hay que intentar borrarlas, hay que aprender a quererlas. Y de repente un día aparece alguien que en lugar de intentar curar esas heridas, se enamora de ellas, y es entonces cuando sabes que, tal vez, tu próxima cicatriz tendrá su nombre, pero valdrá la pena. Tal vez eso me pasó contigo, venía de perder tantas veces que ya había olvidado que para ganar hay que quererlo. No basta con decir no soy feliz, hay que querer dejar de estar triste. Porque lo peor que nos puede pasar es acostumbrarnos a la tristeza. Me enseñaste que si luchas puedes perder, sino luchas estás perdido. Y no se cómo lo hiciste, pero me diste fuerzas para salir de aquello que yo ya veía normal. Y no, no era normal aquello de fingir estar bien solo para no tener que explicarle a la gente que hace mucho que no sonríes. Pero a veces es más fácil estar triste que buscar el verdadero motivo por el cual estarlo y vencerlo. De repente llegaste con tu sonrisa infinita, con tus ganas de comerte el mundo, y me di cuenta que quería ser mundo solo para que me dieses un mordisco. Me enamoré de ti, sin casi darme cuenta, poco a poco, sonriendo cada vez que tu nombre se paseaba por mi mente. Me enamoré de ti y es normal, lo raro hubiese sido no hacerlo, ¿Cómo no enamorarse de aquella sonrisa? Cómo no querer despertarme cada día y ver mi felicidad reflejada en tus ojos. Como no quererte si eras todo lo que me faltó en su día. Creo que te estuve echando de menos mucho tiempo, cuando ni si quiera te conocía. Siempre pensé que me faltaba algo, pero me faltaba alguien, me faltabas tú. Pero llegaste. Y ojala no tenga que volver a echarte de menos, porque esta vez que he tocado la felicidad con la punta de los dedos sería muchísimo más complicado tener que volver a la tierra. Y es que no encuentro las palabras exactas para decirte que siento cuando me miras, cuando me levanto de la cama y te veo, dormido, como ignorando el poder que tienes, ignorando que cada vez que te miro se detiene el tiempo, que cada vez que sonríes encuentro un motivo para seguir aquí. Y me encuentro sin hacer nada, simplemente observando cómo un preso observa su libertad. Observando y preguntándome que he hecho para que te sigas queriendo despertar conmigo. Observándote, mirando como duermes sin ser consciente de que quiero despertar contigo todos los días. Estas ahí, ignorando que alguien te escribe, que alguien te quiere tanto que no sabe cómo escribirlo. Que alguien se ha enamorado de ti, y tú dormido, sin ser consciente que el sueño lo estoy teniendo yo al despertar a tu lado. Nunca seré capaz de explicarte lo que significas para mi, y tampoco quiero, porque las palabras se las lleva el tiempo, y eso es mucho más fuerte que todo esto. Por eso, cuando te abrazo siempre suspiro, no sabes cuantos te quieros van incluidos, ni cuantos te he echado de menos y ni si quiera habían pasado 24 horas desde la última vez. No sé cómo explicarte que me vuelvo una niña pequeña jugando contigo, hasta que nos damos cuenta que parecemos dos imbéciles y sonreímos, otra vez tu puta sonrisa, esa sonrisa capaz de iluminar cualquier día de mierda. Y lo sabes, y lo se, que no todo van a ser buenos días, somos un completo desastre y la vamos a cagar 200 veces, pero juntos. Vamos a discutir y me vas a dar la razón como a los locos y aún me enfadaré más, pero juntos. Ya te lo dije una vez, no puedo prometerte felicidad, pero puedo abrazarte cuando estés triste. No puedo prometerte una relación perfecta, puedo prometerte una real, y créeme que eso es mucho más importante. Tal vez eres una mezcla de todos los errores que cometí en el pasado, todas las veces que fallé y me fallaron, tal vez tuve que equivocarme tantas veces para hoy poder llamarte acierto. No lo se, pero Ojala no tengas que volver... porque ojala no te vayas nunca. Porque ahora que te he encontrado pienso luchar por ti, como tu me enseñaste.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Te diré para qué te quiero.

Perdóname por escribir esto.

¿Qué pasó la última vez que nos vimos?