Lo que el tiempo se llevó.

Siempre he pensado que los relojes corren en mi contra, siempre marcando la hora exacta que debo llegar a los sitios, siempre con prisas cuando algo no va bien y tan extremadamente lentos cuando las cosas no salen como deberían. Siempre ese temor a llegar tarde a ninguna parte, ese correr sin sentido por llegar a una meta, que no existe. Siempre eso de que el tiempo lo cura todo. El tiempo no cura una mierda. Nos curamos nosotros mismos al darnos cuenta que no merecemos estar tristes por alguien que no sólo ha pasado de página, que ha cambiado de libro, de estantería e incluso de casa.
Si algo me gusta del tiempo es que entendí que no vuelve, que todos los minutos que gasto sin hacer nada son minutos que nadie me va a devolver, que no hay una prorroga al final del partido para hacer lo que no has hecho, durante el tiempo de juego. Que nadie te va a regalar dos días extras en tu vida para poder gritar todo lo que has callado, y es por eso, que aprendí que el tiempo hay que aprovecharlo. Porque no vuelve.
De aquí también viene el odio que tengo a los relojes, por todos los minutos que perdí, tantas cosas que pude hacer con tantas horas que he estado tirada en la cama esperando que las cosas cambiasen solas, y si, eso es algo que también he aprendido, nada cambia porque sí, y si no te gusta tu vida, o la cambias tú o se va a quedar así.
Fue por eso que un día me levante de la cama sin ganas de seguir hundida en mi propia tristeza, sin ganas de seguir justificándome y excusándome en que todo es una mierda, y no, todo no es una mierda, y si lo es cámbialo, sino te conviertes en cómplice de esa mierda que no te gusta.
El tiempo, por otra parte, me arrancó a gente de mi lado, se llevó a personas demasiado importantes como para aceptar que no van a volver, como para ahora desear haber pasado más tiempo a su lado, haber abrazado más, escuchado más y decir más veces que eran importantes.
Pero otra vez tarde, el tiempo no vuelve.
Por otra lado, el tiempo te enseña a clasificar gente, si, están los que dicen estar y no están, los que están pero como si no estuviesen, los que no estuvieron nunca aunque supieron disimularlo bien, los que se marcharan pronto y los que se quedan, que es ahí donde me quiero centrar.
En los que se quedan cuando el tiempo pasa, esos a los que no les importa una mierda que seas un desastre porque ellos también lo son, los que no te juzgan, los que te empujan cuando ves un precipicio, pero te esperan abajo con vendas en las manos por si estás herida, los que te dan consejos aún sabiendo que vas a hacer lo que te de la gana y seguramente la cagues, pero están ahí y no solo para decirte ¨te lo dije¨, que también, sino para ayudarte a salir de esa. Los que se quedan cuando todos se van, cuando tu vida se va a la mierda, cuando quieres llorar y te hacen reír, cuando quieres llorar y te dejan llorar, incluso cuando quieres reír y te hacen llorar, porque como ya he dicho, ellos también son un desastre.
Hay que aprender a cuidar lo que no se quiere perder y valorar mucho, muchísimo, quien se queda a pesar de todo, a pesar de ti, dejar de pensar en quien vino y se fue, en quien no vino, en quien no te quiso, quien te quiso mal, en quien te hizo daño y empezar a ver quien estuvo ahí cada vez que alguien te partió por la mitad y cosió tus heridas cuando tú no tenías fuerzas y quien se sienta contigo cuando no puedes más.
Empecemos a valorar más a quien está y dejamos de lado a quien no quiere estar, que por x o por y se fue, ya me importa una mierda el motivo, que no sobrevivió al paso del tiempo, porque el tiempo mata, pero hay que saber aferrarse a quien en ese tiempo de descuento nos da un poquito de vida o al menos nos hace más amena la carrera en contra de todos los relojes que nos pone el camino, porque al final los que importan son los que pasan contigo los domingos de resaca, que los sábados por la noche hay demasiada gente. Así que quédate con quien a pesar del paso del tiempo se quede siempre contigo. Y aprovéchalo, porque el tiempo pasa más rápido de lo que crees.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Te diré para qué te quiero.

Perdóname por escribir esto.

¿Qué pasó la última vez que nos vimos?