Ella, explosiva y mar en calma.

Ella es una de esas personas que te conducen al extremo. O la adoras o la odias.
Hay días que parece una tormenta eléctrica. En sus ojos, la chispa. Y en sus palabras, la perdición. Te arrastran, como si fueran grandes olas, mar adentro. A su mundo de opiniones candentes, de ganas de cambio, de ideas alocadas, de lágrimas a flor de piel y risas desternillantes. A su mundo patas arriba, de planes improvisados, de rebeldía. Ella, explosiva, poniendo el mundo por montera, recorre la ciudad que le parece tan llena de gente pero tan vacía. Joder, en en su sonrisa cabe todo un universo. Tan insurgente, que la cabeza no entiende de normas cuando el corazón le pide que no las cumpla. Tan pasional, tan auténtica, que lo dejaría todo y no te pediría nada si cree que te lo mereces.
Hay días que parece un mar en calma. Tranquila, pensativa, quizás distante. Te sonríe con los ojos tristes y en ese preciso momento sabes que la tienes ahí, pero que su mente está muy lejos. Y en esos días se deja llevar, si la escuchas, si la entiendes, si la coges de la mano, a su otro mundo. El de las inseguridades y las dudas. El de las decepciones, el del miedo. Ese mundo oscuro labrado a base de malas experiencias, de sueños rotos y expectativas que se perdieron a mitad de camino. Hay días en los que dicen que no parece ella, pero es ella más que nunca.
Dicen que son pocos los que lo conocen, ella prefiere guardárselo debajo de la piel. Le da igual lo que piensen, que la juzguen, que hablen, qué más da. Eso no va a cambiar nada.
Dicen también que, una vez que conoces ambos mundos, te das cuenta de que no la conocías tanto como pensabas.
Y ahora, entonces sí, todo cambia.

Comentarios

  1. Este artículo es de Elvira Rodríguez, autora del blog Compartiendo Macarrones (https://www.compartiendomacarrones.com/ella-explosiva-y-mar-en-calma/), en este artículo no se reconoce su autoría y ruego que lo corrijan.

    Gracias

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