Lucha por mí.

Puede que sea lo más egoísta que te he pedido nunca, pero te pido que luches por mi. Y hazlo por ti.

No vengo con instrucciones y soy más complicada de lo que te gustaría. De lo que me gustaría. Un laberinto sin salida y un puzzle sin todas las piezas. Que hay días que quiero comerme el mundo y otros que sólo tu media sonrisa media mi mala leche. Que siempre he tenido mi carácter, ese que te vuelve loco y piensas que estoy majara. Y qué razón tienes. Que hay momentos en los que estaría mejor con la boca cerrada. Cállame, cállame con un beso siempre que quieras. Pero no a gritos si no es para recordarme lo mucho que te importo. Y sé que hay otros momentos en los que sólo una palabra hubiera bastado para solucionarlo todo. Pero ya me conoces, sabes que muchas veces, un abrazo basta para pedirme disculpas. Y yo soy más de abrazos que de palabras, porque se me atragantan, me tiemblan los labios y no saben a cómo las pienso. Por eso soy más de abrazos, quédate con todos y cada uno de ellos, te los regalo.

Que sé que esto no es siempre color de rosas, que hay bastante diferencia respecto a una comedia romántica. Pero, ya sabes, nuestros chistes hacen más gracia. Que, a veces es complicado. Bueno, complicado diría que se queda corto. Porque invertimos tiempo y esfuerzo, noches en vela, lágrimas de madrugada y suspiros amargos. Ponemos el corazón en la mesa y nos rompemos la cabeza para que todo salga bien. Y te digo, de verás, que creo que nunca me había esforzado tanto en nada.

Que pensamos diferente en tantas cosas, que tú giras a la derecha y yo soy más de torcerme a la izquierda. Y no hay manera de juntar nuestros caminos por mucho que te doy mi mapa. ¿No te enteras? Yo quiero caminar contigo, yo quiero caminar contigo hasta que se doblen mis rodillas y me ardan los pies. Quiero caminar contigo con o sin rumbo fijo. Quiero perderme contigo, quiero que te pierdas en mi, que me recorras entera, que acabes exhausto. Y si te suerge alguna duda, dame la mano; que yo te guío y encontramos un camino entre medias. Todo recto hacia las tardes de peli y manta y olor a palomitas.

Y lo sé, que a veces el orgullo nos gana batallas y otras veces el silencio nos separa más que cualquier distancia. Que a veces hablamos de dos y un tercero entra en escena con afán de protagonismo. Que a veces no nos reconocemos. Que nos dejamos llevar. Que nos abandonamos el uno al otro. Que nos cegamos. Nos prendemos fuego. Nos dolemos. Pero no dejes que esto se convierta en cenizas. No permitas que un mal día, que una mala batalla arruine nuestra guerra.

Porque aquí se trata de luchar contra viento y marea, se trata de nosotros o nada más. Se trata de ti y de mi, de nuestras voces por encima de este ruido, de nuestras manos enlazadas entre este alambre de espinas. Quiero que luches por mi. Quiero que seas tú mismo, que hagas lo que quieras hacer, que seas feliz, pero quiero que luches por mi. Que no tires la toalla. Que cuando tomes decisiones pienses en ti pero que se te pase por la cabeza que sería de nosotros. Quiero que valores las posibilidades y que te replantees las consecuencias, quiero que no nos abandones a la suerte, sino que tejamos el destino. El nuestro.

Creéme no formabas parte de mis planes, pero ahora que estás dentro, no hay forma de borrate. Asi que, lucha por mí. Persevera todos tus besos, que no haya polémica en tus ¨te quiero¨, que no haya opciones de derrota en nuestra lucha contra el mundo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Te diré para qué te quiero.

Perdóname por escribir esto.

¿Qué pasó la última vez que nos vimos?