A quien te dejó marchar.



Leí una vez que, cuando no podemos expresar nuestros sentimientos porque las palabras se atascan en la garganta, cuando no nos va a escuchar quien tiene que hacerlo o cuando, simplemente, es mejor quedarse en silencio, lo mejor es escribirlo. Y funciona.
Simplemente, se trata de leer estas palabras, y sobre todo, que alguien las lea. Porque en algún momento de tu vida alguien te dejó marchar, y aunque haya pasado el tiempo y sus huellas no se han borrado, recuerdas que un día alguien te dejó marchar.
Hubo días malos. No vamos a fingir que no ha sido así. Hubo días muy malos. No sé si los hubo para ti, me imagino que si. Cuando algo se acaba, aunque una de las partes esté totalmente convencida, siempre duele. No porque tengamos alguna duda, ni porque no lo deseemos, sino porque en algún momento, cuando todo comenzó, pensamos que el final no llegaría nunca. Con esto quiero decir que, no te deseo nada malo, de hecho espero que encuentres el amor y, que esta vez, no tenga punto final. Que, simplemente, las cosas no siempre salen como queremos. Que esa frase de ¨no eres tú, soy yo¨ tiene más sentido de lo que queremos creer. ¿Que qué paso? La vida. De nada sirve estar con alguien por pena o compromiso, simplemente es alargar lo inevitable. Has de saber también que las cosas se pudieron hacer mejor, pero tampoco es fácil. Que los hechos se van desencadenando al azar y otro con la mala suerte. No lo sé. No sé que pudimos haber sido. Porque, si algo tengo claro, es que siempre permanecerás ahí, en alguna parte de mi memoria, como alguien especial. Que si nos encontramos, no quiero que actuemos como desconocidos, porque si algo duele realmente es fingir que algún día no fuiste importante para mí. Pero también tengo que decir, a quien me dejo marchar, que es una decisión con la que tendrás que cargar el resto de tus días. Que puedo prometerte que jamás encontrarás a alguien como yo, al igual que estoy segura que nunca conoceré a nadie como tú. Porque todos somos únicos, inigualables, especiales desde los pies a la cabeza. Que nadie te volverá a mirar con los mismos ojos, ni te sonreirá de la misma manera. Que nadie volverá a hacerte reír del mismo modo. Ni a hacerte llorar. Y tal vez, en algún momento, cuando creas que me olvidaste, alguien pasará a tu lado con mi perfume y durante unos segundos volverás tiempo atrás. Y pensarás. Pensarás en mí.
¿Sabes que creo? Que un día cualquiera, una mañana cualquiera, después de un tiempo, te despertarás con alguien a tu lado y te darás cuando de que me echas de menos.
Hay historias que nunca acaban, pero del mismo modo, hay otras que nunca pudieron terminar.
Y a quien me dejó marchar le deseo todo lo mejor.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Te diré para qué te quiero.

Perdóname por escribir esto.

¿Qué pasó la última vez que nos vimos?