-

Con el tiempo me he dado cuenta de que nadie es para siempre, todos nos acabamos yendo, incluso nosotros mismos. Pasamos por la vida de muchas personas, en algunas dejamos huella en otras quizá sólo recuerdos y sí, aunque no nos guste reconocerlo o nos cueste aceptarlo, también rompemos. Rompemos a otros con nuestra forma de actuar de la misma forma en que podemos curar a otros tantos. Y no, seguramente no lo hagamos queriendo, quizá ni nos estemos dando cuenta de que nuestros actos están sellados con nombre y apellidos. No lo sé.
También me he dado cuenta de que las verdades no siempre son buenas por mucho que nos empeñemos en pedir total sinceridad y queramos saberlo todo, a veces es mejor vivir en la ignorancia por el mero hecho de que tal vez, la realidad pueda superarnos. Otras veces en cambio, sabemos la verdad pero seguimos esperando ese mensaje que en el fondo, no llegará, esa canción que nunca nos van a escribir o esa caricia de alguien que solo supo arañarnos pero al que queríamos tanto, que solo un roce de su piel con la tuya hacia que todo, mereciera la pena.
Quizá solo buscamos sentirnos queridos, valorados.. Sentir que encajamos en vidas ajenas a la nuestra o tal vez nos hemos aferrado tanto a alguien que, aunque el tiempo se empeña en crear desapego, nosotros no estamos por la labor y luchamos por no separarnos.
Que gran error el querer quedarnos a vivir en alguien que no sabe cuidarnos, buscar cariño en quien no quiere compartirlo contigo, en buscar aprobación para sentirnos valorados cuando debes ser tú mismo quien aprenda a valorarse sin necesidad de nadie.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Te diré para qué te quiero.

Perdóname por escribir esto.

¿Qué pasó la última vez que nos vimos?